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La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró tres años. Su madre se llamaba Maacá hija de Absalón.

Abiam cometió los mismos pecados que había cometido su padre. No le fue fiel a Dios como lo había sido su bisabuelo David. Sin embargo, por amor a David, Dios permitió que un hijo de Abiam reinara en Jerusalén después de él, y además protegió a la ciudad de Jerusalén.

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